Murado & Elvira

Repavimentación de una plaza

La arquitectura no sólo es hacer auditorios y palacios de congresos, la arquitectura es hacer un poco mejor la vida de las personas. Clara y Juan nos lo demuestran al transformar con un pequeño gesto el solado de un patio en un campo de juegos cargado de recuerdos.

Este dossier contiene, además de la entrevista, planos y fotografías de la obra.

Mi primera vez no fue un encargo, fue más bien una casualidad.

Estábamos de visita en casa de mis padres cuando nos comentó mi madre que tenían que levantar la plaza y repavimentarla de nuevo porque había goteras en el garaje.

Mis padres vivían en Lugo, en una pequeña calle sin salida, en la que todos los bloques compartían una plaza peatonal. Viéndolo ahora creo que era una niña muy afortunada por poder pasarme las tardes escolares jugando en la calle con otros niños del barrio. Siempre había alguien que llamaba para que bajase a jugar. Sacábamos las bicis, las pelotas, la comba, la merienda… Las columnas de los soportales eran un elemento fundamental en el juego del escondite, los bordillos a una considerable altura eran el trampolín para comprobar quién saltaba hasta más lejos.Había unas jardineras sin plantas donde los más gamberros enterraban las moscas que cazaban, unas rampas que subían y bajaban de la plaza y que formaban parte de un elaborado circuito de carreras de bicis. La distancia entre pilares marcaba la portería, la medianera hacia un patio era el frontón… y así sucedían multitud de juegos simultáneos a partir de cada uno de los elementos de la urbanización setentera, hasta que anochecía y las madres empezaba a aparecer en los balcones para llamarnos a voces para que subiésemos cenar.

Rayuela

Con todas estas tardes de juegos callejeros en la memoria, Juan y yo bajamos a ver qué hacía el obrero que habían enviado para pavimentar la plaza. Ya tenía apilado el material y estaba extendiendo la base de mortero para empezar a colocar las baldosas blancas y negras que habían encargado desde la comunidad de vecinos.

En ese momento Juan y yo nos miramos pensando lo mismo, y le preguntamos al obrero si le importaría colocar las baldosas, no como un damero tal y cómo le habían dicho, sino siguiendo un patrón que le podíamos dibujar nosotros. El accedió, siempre que, claro está, utilizásemos el material que ya tenía allí.

Inmediatamente nos pusimos a tomar medidas de la plaza y subimos a dibujar un plano con las trazas de los juegos en mi memoria. La rayuela, el campo de fútbol, el circuito de carreras, el rincón apartado donde jugábamos a las casitas…

La obra duró un poco más de lo que habían calculado, pero el obrero nos confesó que se lo pasó muy bien siguiendo el mapa que le habíamos dibujado, dejando para siempre marcadas las huellas de nuestros juegos infantiles.

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Video del proceso de construcción de uno de sus últimos proyectos, el Teknobyen.

Podéis saber más sobre Murado & Elvira en su Web y su Blog



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