Cafetería en el Poliforum Siqueiros.

Bunker Arquitectura es una oficina de arquitectura, urbanismo e investigación fundada por Esteban Suárez en 2005 en sociedad con su hermano Sebastián Suárez. En su corta carrera han podido experimentar con la arquitectura en la escala más amplia posible: desde pequeñas capillas icónicas para clientes privados hasta un plan maestro para una ciudad entera.

¿Cúal fue tu primera vez?

Mi primera obra fue la remodelación de una cafetería en el Poliforum Siqueiros. Me gradué en el 2004. Tardé bastante en terminar la carrera, tres años mas de lo que debería haber tardado, la verdad. Me costó trabajo salir de la escuela, pero al salir perdí la pasión por la arquitectura y me dediqué a otras cosas, a ayudar a mi papá con la administración de sus negocios. En realidad no quería saber mucho de arquitectura. De repente, surge la oportunidad de remodelar una pequeña cafetería de unos 25 m2, acepté el trabajo porque necesitaba el dinero. Fue desarrollando el proyecto cuando me di cuenta realmente de la pasión que tenía por la arquitectura. Fue un trabajo muy interesante porque me tocó a mi solo diseñar, hacer todos los planos, hacer el calculo eléctrico e hidro sanitario, hacer las vistas, presentar al cliente, vender el proyecto, hacer el presupuesto de obra, llevar a cabo la obra y hasta la inauguración. Fue un proceso integral de arquitectura y fue precisamente desarrollando este proyecto cuando decidí que quería ser arquitecto.

Busqué un pequeño espacio para no tener que trabajar desde casa, para poder tener una pequeña oficina. Mis recursos eran realmente limitados y buscando encontré una bodega en el sótano de un edificio, sobre la Avenida Insurgentes, que es una de las principales avenidas de la ciudad de Mexico. Habilité este pequeño espacio sin ventanas, frío y mal iluminado como mi oficina y siempre me referí a este espacio como “el bunker”, porque estaba debajo de la tierra. Podía temblar y caerse la ciudad y yo enterrado ahí, en mi bunker. Y ahí nace el nombre de Bunker arquitectura.

¿Como es hoy Bunker Arquitectura?

Hoy en día somos una oficina de entre 12 y 15 personas. Obviamente, después de tres años, salimos de ese original bunker y estamos en un edificio de oficinas, en el octavo piso, y tenemos ventanas, cosa que agradecemos.

Yo soy el principal y tengo otros asociados, mi hermano y otros dos arquitectos que asocié el año pasado. Nos hemos mantenido en esta escala ya desde hace varios años, variando 10, 12, 15, 16 personas. Hace como cinco años estuvimos trabajando para el gobierno, nos cayeron unos proyectos muy, muy grandes y tuvimos que ampliar el despacho a casi treinta personas y obviamente fue un gran riesgo que casi “nos truena”. Aquí en México trabajar con el gobierno es muy difícil porque uno tiene que tener una buena infraestructura para poder financiar los proyectos en las primeras etapas y luego una vez que terminas para que salgan los finiquitos puede demorarse hasta un año, entonces muchos despachos quiebran. Nos pasó lo mismo, ampliamos la oficina demasiado, de una manera desmedida, por la cantidad de trabajo y casi quebramos. Desde entonces preferimos mantener una estructura de una oficina pequeña y hacer un “sourcing” cuando caigan proyectos más grandes o asociarnos con otros despachos.

Cafetería Poliforum Siqueiros

¿Habéis publicado alguna vez este proyecto?

Es un proyecto que nunca he subido a nuestra web ni he publicado, es inédito. No es un proyecto del que me sienta demasiado orgulloso y del que tampoco presumo pero es interesante, el primer acercamiento al mundo profesional y la primera obra construida.

Hoy en día la cafetería sigue abierta y hace nueve años del proyecto. Ya no me siento identificado con esa primera obra en cuanto a diseño se refiere, pero sin embargo si de la elección de los materiales, de las maderas, que han recibido muy poco mantenimiento y hoy en día, casi diez años después, prácticamente se ve igual que cuando se inauguró. Creo que fue un acierto. Es una obra que ha envejecido bien y que está como el primer día.

¿Eso es lo que consideras lo mejor de aquella obra?

Pues si, y que ha servido a su uso. Es una cafetería en un centro cultural en el Polyforum Siqueiros y, más allá del diseño, ha sido un buen negocio tanto para el Polyforum Siqueiros como después con la compañía de teatro. Ahora es la cafetería del teatro y vende mucho, más allá de si gusta o no el diseño, la arquitectura cumple un fin y el fin es generar un buen negocio para los clientes.

¿Lo peor de aquella obra?

Fue una obra que se llevó a cabo muy rápido. Se tuvo que trabajar día y noche, prácticamente 24 horas, que básicamente fueron trabajos de carpintería. Fue bastante estresante estar una semana trabajando las 24 horas teniendo en turnos a los carpinteros para poder cumplir con la fecha de inauguración de la cafetería.

¿Algo que hiciste que no hayas vuelto a hacer?

Bueno pues el ser como dicen los gringos o los americanos un “one man show”. Hice prácticamente todo desde llevar el presupuesto, la obra, hacer los planos, los renders, entregar… para la segunda obra ya tuve dos personas con las que trabajé y así fue creciendo el despacho.

Algo que ya no hacemos en Bunker es llevar la obra nosotros, digamos que llevamos la dirección pero ahora tenemos un despacho asociado, una constructora que cuando llegamos a vender proyecto y obra se encarga de la obra. Nos retiramos de la obra después de un hotel que hicimos, el hotel Filadelfia, una obra muy grande con 22 habitaciones y casi 3000 m2 de construcción.

Cafetería Poliforum Siqueiros

En Mexico vivimos una situación bastante peculiar y los clientes, sobre todo fuera de las tres principales ciudades, no consideran que deberían pagar por la arquitectura, por el diseño, consideran que el arquitecto debe regalar su trabajo al darles la obra. Pasa muchísimo y ya no sabes si fue el arquitecto que regaló su proyecto para que le dieran la obra o el cliente que no quiso pagar diseño pero si tenía dinero para hacer la obra. Cuando me invitan a dar conferencias siempre insisto mucho a los alumnos para que no regalen su trabajo, que lo cobren y que aprendan a cobrarlo, porque si no que pasaría con los despachos que solamente hacen diseños y no hacen obra. Desafortunadamente fuera de las principales ciudades los clientes consideran que los arquitectos no tienen un valor, ¿entonces para que hacen falta 5 años de carrera? vivimos en el país que más escuelas de arquitectura tiene en cuanto a porcentaje de población y he dado conferencias en escuelas en ciudades donde no existe un solo despacho de solo diseño, pero eso si, hay varias escuelas de arquitectura. Son constructoras que han acostumbrado al cliente a que el proyecto, el diseño como tal no se paga, siempre se aporta y en lo que se invierte es en los tabiques, en la obra. Esa es la situación que se vive.

¿Qué no hiciste que te hubiera gustado haber hecho?

¿Qué no hice?, ¡frijoles, es que hice todo! Fue una experiencia integral y muy completa. No me tocó participar en la parte del diseño gráfico. En otros proyectos si que lo hemos hecho, como en el hotel Filadelfia en el que nos tocó hacer el diseño, hacer la obra, hacer los diseño de interiores, amueblar, hacer la propuesta de diseño web y diseño gráfico, hasta llegar a escribir los textos del hotel y los folletos, de la carta del menú, las fotografías, en fin, que nos metimos hasta la cocina.